Recientemente se han celebrado las elecciones sindicales con la finalidad de la designación de los miembros de las Juntas de personal que ostentan la representación legal de los funcionarios en la Administración General del Estado. De nuevo, como hace cuatro años, la Asociación de Abogados del Estado mediante su integración en la candidatura de la Federación de Asociaciones de los Cuerpos Superiores de la Administración General del Estado, se presentó a estas elecciones alcanzando nuevamente la victoria en el seno de nuestro querido Ministerio de Justicia.
No son pocas las voces que desde un lado u otro se plantean el porqué un Cuerpo como el nuestro se presenta a estas elecciones y si es el ámbito sindical el más adecuado para realizar nuestras reivindicaciones; pero quizá la perspectiva que debamos tomar deba ser más amplia. El ser funcionario, en el mejor y más amplio sentido lejos de estereotipos, debe significar necesariamente integrarnos en la organización global funcionarial a la que pertenecemos. La posibilidad de que los Abogados del Estado nos integremos junto con otros funcionarios del grupo A en foros donde se traten temas que nos ocupan y preocupan a todos por encima de las singularidades propias de cada cuerpo es algo enriquecedor, nos abre las puertas para conocer las necesidades de otros e identificarlas en muchas ocasiones con las propias, permite la configuración de un corporativismo bien entendido entre diferentes colectivos funcionariales y nos permite, además, conocer las necesidades del conjunto del colectivo de funcionarios. Implicarnos en estas cuestiones y asumir responsabilidades y actuaciones en este ámbito, nos permite abrir la brecha al hecho de que nuestra actividad pueda transformar a mejor la realidad de nuestra situación profesional y trabajar por la mejora colectiva de la situación de todos.
Estas ideas, sin duda románticas y si se quiere algo inocentes, chocan no en pocas ocasiones con la realidad del día a día, con la incomprensión de algunos, con la irracional oposición de otros o con la indeferencia, siempre difícil de asumir, de una minoría; y sin embargo, descansa permanentemente en la confianza de los que se implican, votan, se presentan voluntarios a integrar unas listas electorales y se comprometen en algo que puede permitir hacer una de las cosas más gratificantes a las que nuestro tiempo puede ser dedicado: transformar y mejorar la realidad.
Enhorabuena a todos por los resultados electorales y antes de eso, gracias por vuestro apoyo.