La llegada del mes de septiembre nos trae el nuevo curso y, con él, los nuevos retos y objetivos que cada uno de nosotros nos marcamos con la ilusión de mejorar en lo que no acertamos en el curso anterior y de mantener lo que, de una forma u otra, demostró ser correcto.
No es ajena nuestra Asociación a este “espíritu” del nuevo curso que impregna el final del verano. Muchos son los retos que tenemos que seguir afrontando. El primero, y quizá el más importante de ellos, sea el de mantener nuestra esencia. Nuestro perfil técnico, asentado en una sólida formación jurídica. La unidad y lealtad entre compañeros, que ha vertebrado nuestro Cuerpo desde hace más de 135 años. Y, en todo caso, es necesario poner en valor que, con efectivos escasos, defendemos a la Administración del Estado con un éxito notable. Profesionales del derecho al servicio del interés general. La Asociación debe proteger estos valores e intentaremos desde el Consejo Directivo mejorar nuestra actuación cuando los mismos se vean cuestionados o comprometidos injustificadamente.
Debemos abordar, asimismo, la adaptación de la Asociación y de nuestro Cuerpo a un mundo en constante cambio y a una sociedad de la información en la que es necesaria una correcta política de comunicación que transmita lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser: profesionales preparados técnicamente, leales con nuestra labor y que, guiados por los principios de legalidad, unidad de doctrina y jerarquía, asumimos con orgullo una labor eficiente y discreta en la asistencia jurídica a nuestra Administración.
Ninguno de los retos y desafíos que nos rodean puede ser abordado desde una posición individualista. El concepto de la Abogacía del Estado como un equipo, es fundamental para que podamos seguir avanzando. No faltaran, ni han faltado, quienes han pretendido fomentar la división entre nosotros. El debate y la discusión en el seno de la Asociación siempre será bienvenido. Es sin duda un rasgo llamativo de nuestro Cuerpo el de su unidad en torno a estos principios comunes. Seamos, pues, capaces de dotar de su valor a la expresión “compañero”, tan común entre nosotros.
Esta unidad de nuestro Cuerpo, que se vertebra, entre otros medios, a través de la Asociación, ha quedado bien reflejada en varios acontecimientos celebrados recientemente: la presentación del Libro-Homenaje a Manuel Goded, la cena anual, las tertulias o la publicación de cincuenta números de esta Revista. Todos ellos son hechos objetivos que evidencian la cohesión de este Cuerpo. Asumamos nuestros valores y nuestros principios juntos. El nuevo curso es una buena ocasión para sentirnos orgullosos de nuestro pasado, responsables ante nuestro presente y deudores para transmitir nuestros valores hacia el futuro. Es algo que sin duda merece la pena.