Ninguno de nosotros olvidará el año 2020. El año que nos deja ha sido especialmente duro, marcado por lo que podríamos llamar “tiempo de pandemia”. Como señalábamos en el anterior número de la revista, nadie podía imaginar que, en una sociedad tan avanzada como la nuestra, un virus de desconocida existencia iba a ocasionar tanto dolor, aislamiento y desesperanza. Como Asociación, queremos que las primeras palabras de este número sean de consuelo y acompañamiento a todos los que han sufrido tanto la pérdida de familiares y amigos como las consecuencias del virus. No están siendo tiempos sencillos.
Ante una situación como la que estamos viviendo, queda seguir manteniendo la esperanza, el sentido del deber y el coraje necesario para ser cada día mejores, tanto en el ámbito personal como el profesional. Los meses de pandemia deben servir como periodo de reflexión sobre lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser. Y, para ello, bien haríamos en seguir el ejemplo de todos los compañeros que han desarrollado su trayectoria profesional vinculada a la Abogacía del Estado. La trayectoria vital de Severo Bueno es, sin duda, un buen punto de referencia. Como lo es también la de Pedro García Romera. Ambos fallecidos recientemente, tienen un hueco especial en este número de la revista. Y, sin duda, ejemplo de lucha y superación ha sido nuestro compañero Fernando Llopis, quien pudo superar la enfermedad. O, igualmente, es necesario destacar el esfuerzo de los compañeros que ingresaron en nuestro Cuerpo en el año 2020, la auto-denominada “promoción confinada”.
En esta tarea de reflexión y mejora, tenemos, sin duda, bases sobre las que asentar el debate. Transcurridos más de veinte años desde el anterior congreso de la Asociación, es necesario volver a reflexionar sobre las numerosas cuestiones que se plantearon entonces, partiendo de lo mucho que se aportó durante su desarrollo, como se expone detalladamente en el artículo de este número que dedicamos a aquel congreso. Nuestra organización necesita un impulso para adaptarse a los cambios que demanda el mundo jurídico del siglo XXI. Como recordaba Bob Dylan, los tiempos están cambiando y es necesario que sepamos adaptarnos, evolucionar y defender que es muy necesaria en una sociedad como la actual una Abogacía del Estado de perfil técnico-jurídico que persiga la excelencia en su labor. Nuestro sistema de acceso, que debemos defender aún con sus imperfecciones, y nuestras funciones, consultivas y contenciosas, así lo demandan.
Debemos abordar nuestra labor con optimismo, tenacidad, fe y esperanza, a pesar de todas las dificultades que hemos vivido y estamos viviendo. Como siempre recordaba un magnífico comentarista deportivo, recientemente fallecido, tomándolo prestado de una de sus profesoras de la infancia, no debemos apartarnos del lema “Good, Better, Best”. Es todo un reto que debemos asumir con fuerza e ilusión, especialmente en estos tiempos de pandemia. Merece, sin lugar a dudas, la pena.